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¿Se puede comprar el nombre de una estrella?

Publicado por msolarte el 27 de Dec de 2009 - 10:29 AM

Para los integrantes del grupo AIDA es un placer publicar el primer producto del curso virtual Fundamentos de Astronomía en su cohorte del segundo periodo académico de 2009, elaborado por uno de los estudiantes que allí participan; en este caso, el artículo ¿ se puede comprar el nombre de una estrella? del estudiante Sebastián Muñoz Andrade.

 

StarImagen cortesía: UAI

La Unión Astronómica Internacional (UAI) recibe frecuentemente peticiones de personas que desean comprar nombres de estrellas o nombrarlas incluso después de que otros ya lo han hecho. Algunas empresas ofrecen este servicio pero estos nombres no tiene validez alguna, unas pocas estrellas brillantes tienen antiguos nombres tradicionales árabes, pero otras sólo tienen un número de catálogo y su posición en el cielo. De igual manera estas reglas se aplican para otros objetos celestes como cúmulos o galaxias. Para cuerpos del Sistema Solar se llevan a cabo procedimientos especiales pero en ningún momentos están de por medio  transacciones comerciales.

La UAI, como una organización científica internacional, rechaza este tipo de actividades comerciales para vender  nombres o incluso parcelas en otros lugares del sistema solar, en sus planetas o lunas.

Algunas de estas organizaciones incluso sugieren a sus clientes que la UAI esta de alguna forma asociada con ellos, y que reconoce aprueba y hasta colabora activamente en sus negocios. La UAI es totalmente clara en este sentido, y deja claro que dichas afirmaciones son evidentemente falsas e infundadas y que estaría agradecida de ser informada, con la correspondiente documentación, de toda clase de abuso ilegal de su nombre, y perseguirá todos los casos documentados con todos los medios disponibles.

Como muchas de las mejores cosas de la vida, la belleza del cielo nocturno no esta en venta, aunque su disfrute no tiene precio alguno. No existe justificación alguna para que organizaciones engañen a las personas haciéndoles creer que podrán comprar el nombre de una estrella como si se tratase de cualquier otro producto. A pesar del engaño muchas empresas compiten en este negocio a nivel internacional, oscilando los precios por “compra” alrededor de los 100 euros.

No obstante, la UAI continúa recibiendo peticiones para poner nombre a las estrellas a pesar de todo. Aquí ofrece unas explicaciones informales.

A continuación verás una lista de algunas preguntas frecuentes hecha a la UAI con respuestas simples e informales acerca del nombramiento de estrellas y otros cuerpos celestes:

¿Por qué a las estrellas no se les llama con nombres normales en lugar de esos aburridos números?

La razón objetiva de dar a un objeto una designación o nombre es hacer posible su búsqueda para estudios posteriores. Los nombres están bien para grupos pequeños de objetos bien conocidos, como planetas, estrellas visibles a simple vista, pero muy poco útil para grandes grupos - recuerda que conocemos cientos de millones de estrellas. Las coordenadas precisas (posición en el cielo de la estrella), descritas por ejemplo en un número de catálogo, nos proporcionan una identificación exacta.

¿Quien es el responsable legal de nombrar los objetos del cielo?

La UAI es la autoridad internacional reconocida para nombrar los cuerpos celestes y los accidentes en sus superficies. Y dichos nombres no se venden, sino que son asignados de acuerdo a reglas internacionalmente aceptadas.

¿Qué significa esto en la práctica?

Simplemente esto: los nombres asignados por la UAI están reconocidos y son usados por científicos, agencias espaciales y otras autoridades mundiales. Cuando observamos las estrellas y los planetas o lanzamos una misión espacial hacia éstos, o nos referimos a ellos en las noticias, todos necesitan saber exactamente a que lugar se refiere ese nombre. Los nombres que asigna la UAI son aquellos que se usan.

¿Pero que pasa con las empresas que venden terrenos en la Luna y otros planetas? Seguro que con eso obtengo un trozo que he comprado, ¿no?

Como mínimo, te sugerimos que aplaces el pago hasta que tengas posesión real de tu propiedad…

La UAI pretende estar a cargo de todo el cielo, ¿porque no se hace algo al respecto?

Todo lo que podemos hacer es avisar al público e intentar prevenir el abuso de nuestro nombre y nuestra reputación científica para engañar a los bien intencionados clientes.

Acerca de la nomenclatura para el nombramiento de cuerpos celestes

 

Nombres

Nomenclatura de objetos astronómicos

Imagen cortesía: www.iau.org

Nombres de los planetas y las características planetarias en el Sistema Solar

Cuando se obtienen las primeras imágenes de la superficie de un planeta o satélite, son escogidos  los temas para el nombramiento de las características y se proponen los nombres. Dichas propuestas son sometidas a estudio por un grupo especial de la UAI y de ser aceptadas se procede a nombrar como tal al accidente geográfico.

Satélites de planetas en el sistema solar

Actualmente con el incremento en el descubrimiento de satélites, ha sido necesario incrementar el número de categorías de nombramiento para los satélites de Júpiter y Saturno, cuyos nombres son obtenidos de la mitología Greco – Romana. Los satélites jovianos han sido previamente nombrados por las amantes de Zeus y Júpiter, pero ahora los descendientes de Zeus son incluidos también como una fuente permitida. Los satélites de Saturno son nombrados con Titanes Greco – Romanos, descendientes de los Titanes y Gigantes. Con el fin de intercionalizar los nombres, ahora se incluyen personajes de otras mitologías como la Gala o la Noruega.

Planetas menores

El descubridor de un objeto en particular tiene el privilegio de sugerir un nombre a un comité especial de la UAI.
La asignación de un nombre específico a un planeta menor en particular es el fin de un largo proceso que puede llevar muchas décadas. Al descubrir un planeta menor se asigna un nombre provisional, que consiste en la fecha del descubrimiento que incluye el año, dos letras y de ser necesario cuatro números mas. (Por ejemplo 1989 AC o 2002 LM60).

Cuando la orbita de un planeta menor pasa a ser lo suficiente bien determinada, es decir que puede se establecer su posición en el futuro, se le da una asignación permanente, generalmente un numero emitido secuencialmente. Cuando sucede esto el descubridor puede sugerir un nombre que será sometido a estudio de acuerdo a reglas ya establecidas por el Centro de Planetas Menores.

Estrellas

El primer sistema de nomenclatura que se hizo popular fue introducido por Johann Bayer en 1603. Como muchos antecesores y sucesores el usó las constelaciones para identificar las estrellas dentro de ellas. Para identificar las estrellas en cada constelación, él las etiquetó con letras griegas, y aproximadamente en el orden de su brillo (aparente), así que la estrella más brillante fue etiquetada Alpha, la segunda más brillante Beta, y así sucesivamente. Ejemplo: Alpha Cygni, Alpha Leonis… Pero el alfabeto griego tiene solo 24 letras y muchas constelaciones tienen muchas más estrellas. Entonces Bayer empleó para casos bajos letras desde la “a” a la “z” y para casos mayores desde la “A” a la “Z” para las estrellas numero 25 a 50 y 51 a 76 en cada constelación, respectivamente.

Otro sistema es el uso de los llamados números Flamsteed y fue publicado sin autorización en 1712 por Edmund Halley. La publicación corregida por el propio Falmsteed de su trabajo no contenía los números, por cierto. En este esquema las estrellas de cada constelación son numeradas en el orden de su ascensión recta (por ejemplo: 61 Cygni). Debido a que los números fueron tomados de la preliminar, la versión rica en errores del catalogo, hay muchas desviaciones del orden deseado en los números.

Las estrellas débiles son normalmente identificadas por sus números en algún catalogo, tales como Bonner Durchmusterung (BD), el Catalogo Henry Draper (HD) o el Catalogo General (GC), por ejemplo, BD +75 deg 752 (estrella numero 752 en la zona de declinación +75 grados) = HD 197433 = GC 28804. BD es suplementado por el Córdoba Durchmusterung (CD) y el Cabo Durchmusterung para estrellas del sur. Otras listas comúnmente usadas son el Catalogo del Observatorio Astrofísico Smithsoniano (SAO), el Catalogo de Estrellas Brillantes (Harvard Revisado de Fotometría, HR), o el Catalogo de Posición y Movimientos Propios (PPM). Un ejemplo con muchos  nombres es Betelgeuse = Alpha Orionis = HR 2061 = BD +7 1055 = HD 39801 = SAO 113271 = PPM 149643, cuyas coordenadas en el cielo son RA 05:55:10.306, Dec +07:24:25.35 (2000.0), la supergigante de brillo rojo en Orión.

Un esquema de nomenclatura notable fue desarrollado por Friedrich Wilhelm Argelander para estrellas variables en 1862. el propuso reservar las letras de la “R” a la “Z” para nombrar estas estrellas, pero se volvió insuficiente y se paso a designaciones de dos letras e incluso a números. Eventualmente las variables son llamadas así: se designan una o dos letras y el nombre de la constelación (U Saggitari o RR Lyrae) o numero precedido por “V” y el nombre de la constelación (V 1500 Cygni). En cada constelación la primer variable descubierta le es asignada “R” y el genitivo del nombre de la constelación (“R Andromedae”), la segunda “S” (“S Anromedae”) y así hasta la “Z”. Luego se usa entonces “RR” hasta “RZ”, “SS” hasta SZ” y así hasta “ZZ”, entonces se usa “AA”  hasta “AZ” y así hasta “QQ” hasta “QZ”( la “J” no se usa para evitar confusiones con “I”). Contando, este esquema provee 334 designaciones para cada constelación, y las variables que inician desde el numero 335 se usa “V 335”, “V 336”, etc.

Nombres especiales son asignados a Novas y Supernovas. Las novas son nombradas de acuerdo a su constelación y junto con su año de aparición (“Nova Cygni 1975”) y luego dada una designación de estrella variable (“Nova Cygni 1975” es también “V 1500 Cygni). Las supernovas son nombradas por su año de aparición y una letra mayúscula (“SN 1987 A”), si el alfabeto se termina doble letra minúscula se usa: aa... az, ba... bz (“” SN 1997 bs).

Ahora que se sabe como se nombran lo cuerpos celestes de forma oficial, y si su deseo es nombrar alguno de ellos, la sugerencia es que salga y descubra uno, o si prefiere, ya existen en CD-ROM los catálogos digitales celestes y cualquiera puede pedirlos, por ejemplo a la Sociedad Astronómica del Pacifico (http://www.astrosociety.org/). Esto permite la navegación a través de cientos de millones de estrellas desde el computador en la comodidad del hogar.

Por Sebastián Muñoz Andrade

Con información de:

Unión Astronómica Internacional en línea



 

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